SUDARIOS
Una impregnación en tela de las ideas expuestas por Norman O. Brown en su libro El cuerpo del amor (Love's body).
Se trata de una plasmación de las posibilidades transmatéricas del cuerpo, tanto como material de presentación de la pintura -la pintura representa cuerpos tanto como se presenta por mediación de ellos-, como forma vehicular de psyché.
Cuerpo y Mente: ¿quién tiene a quién?... más bien se es, y se es en toda extensión e intensión -el cuerpo no sólo se concibe como la cartesiana res extensa, sino también como res intensa-.
El cuerpo es nuestra más inmediata existencia con lo otro, los otros cuerpos... es también nuestro templo y nuestro banquete. En un sentido es espacio y es tiempo.
Así, en esta vuelta, transitoria, al cuerpo como tema de la presentación pictórica, el artista asume las sugerencias y evocaciones de Norman O. Brown: su erotismo limpio y transgresor cuya elegancia merece telas blancas, formas disueltas, impregnaciones tenues vaporizando el cuerpo para señalar -por omisión- su dimensión transcendente.
El referente obvio es la fotografía, la espectrografía y muy en concreto el signo litúrgico del sudario de los muertos gloriosos y derrotados. La captación al unísono de la luz y de la carne, siempre viva aún tras su despedida del escenario del mundo.
Así, cuerpo de teatro, con la tela como telón de fondo. Teatro de la pintura.